*DESILUSIÓN DE LOS ASTERISCOS*
Por mucha etimología que esgriman en su favor, no son la sombra —sería absurdo, por imposible, siquiera pensarlo— de una estrella; en cambio, resultan ser la grácil sombra de una arañita recién salida del huevo que se fuera descolgando, descolgando desde el techo al papel en que estamos escribiendo.*
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