Prólogo
Especial trabajo me está costando la elaboración de ésta, mi primera Obra Novelesca cien por ciento ficticia que aborda el evasivo tema de la evasión. Todos los días he batallado con la trama, el argumento, las técnicas y demás bisutería que ahora no vienen al caso. Pienso que no radica ahí lo importante sino en el sentimiento sagrado de que sí, tengo algo originalísimo que decir, y que yo, sólo yo puedo (y podré) expresarlo de la manera única en que todo esto puede y debe ser dicho, ¡qué caray!, ¡cómo no! No sé que opinen ustedes de los Prólogos, en especial de aquellos escritos por el mismo autor de la obra a la cual anteceden. Muchos opinan de mala manera al respecto y hay personas (lo juro, los he visto, los conozco) que si, hojeando un libro, se percatan de que contiene un Prólogo, nomás no lo compran. Curiosa aversión a los Prólogos: misterio de misterios de la Naturaleza Humana, del pensamiento preciso y audaz de esos seres que llamamos Humanos, raza a la cual pertenezco con orgullo, y en especial al prístino gremio de los que escriben porque saben que de otra manera no podrían vivir y que cada noche se desvelan (nos desvelamos) buscando la frase inicial de su siguiente o su primera Obra. ¡Loor a los que escriben!
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