Li Poh Tei, sus ratos libres
La montaña Huangshan, adormecida entre la niebla, espera la salida del sol mientras, más arriba, garzas recortan su silueta espigada; la cascada es un tajo de espada cayendo a plomo sobre las rocas donde se quiebra en espuma y nubes que alimentan un arcoíris miniatura; están los arrozales y el tigre que lleva en el hocico una gacela hacia el bosque de bambú. Puede distinguirse el palacio de Li Poh Tei flotando entre la bruma, sus murallas y pagodas resplandecientes. Por una ventana vemos al emperador de pie ante el muro, rodeado de pigmentos y pinceles, dibujando el perfil de la montaña Huangshan adormecida entre la niebla…
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