En México la fiesta y la Estación que descansa
Siendo como será, en unas horas más, la esperada, la ansiada —más no tanto como lo que vendrá después (en forma de un largo fin de semana)— y tan largamente preparada por parte de las familias de aquesta tierra donde vivir suelo por vaya a saber que azares del destino o caprichos de la natura, pero total, aquí vivo, en la tierra del nopal y la tortilla, heme en la obligación moral, sentimental de manifiestar: que habráseme de disculpar y abráceme señorita y vamos juntos a comer antojitos, tacos, tortas ahogadas, buñuelos, pozole y enchiladas, beber tequila —no tanto, dos caballos—, decía, pues, que habránme de disculpar mis estimados lectores el incoveniente de percibir durante los próximos, al menos tres días, la falta de cambios y agregados textuales en ésta su casa es mi casa, pásele usted, cómo no, después de usted, está en su Estación de Letras, y ya que no acostumbramos dar el grito de la independencia sino de la pendencia: por ahora me despido y queden ustedes en libertad total de leerse toditos los textos anteriores —los hay muy buenos y otros peores— de la Estación de Letras.
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