Segunda sombra
—Tan, tan.
—¿Quién es?
—Soy yo.—¿Yo? Pero si yo estoy adentro.
—Tienes razón. Pero abre ya.
—No te conozco.
—Soy yo, tu sombra, y te quiero decir algo.
—Dilo ya.
—Abre.
—No quiero. Siento que eres una sombra.
—Bueno, el sol jamás me ha gustado por completo y…
—Pero es de noche.
—Ahí está, ¿no te digo?, ¿lo ves?
—No lo veo. Tengo miedo.
—No temas, estoy contigo.
—¿Pero quién eres?
—Soy yo.
—¿Yo?
—Sí, yo.
—¿Cuándo me dejarás en paz?
—No lo haré. Soy tú sombra, ¿recuerdas?.
—¿Quién es?
—Soy yo.—¿Yo? Pero si yo estoy adentro.
—Tienes razón. Pero abre ya.
—No te conozco.
—Soy yo, tu sombra, y te quiero decir algo.
—Dilo ya.
—Abre.
—No quiero. Siento que eres una sombra.
—Bueno, el sol jamás me ha gustado por completo y…
—Pero es de noche.
—Ahí está, ¿no te digo?, ¿lo ves?
—No lo veo. Tengo miedo.
—No temas, estoy contigo.
—¿Pero quién eres?
—Soy yo.
—¿Yo?
—Sí, yo.
—¿Cuándo me dejarás en paz?
—No lo haré. Soy tú sombra, ¿recuerdas?.
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