Historia con tarántulas II

En 1787, el doctor Javier Cid, en su obra 'Tarantismo observado en España', recogió numerosos testimonios de mordeduras y curaciones en todo el territorio Español. Es interesante observar en todos los casos, que la tarantela se manifiesta involuntariamente. La Junta Gubernamental de Medicina, en 1875, llegó a reconocer los poderes curativos de la tarantela y animaba a los músicos para que la hicieran sonar.
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Toda tarántula es mano de licántropo o jugueteo infantil sobre la piel desconcertada de una joven que se llame Gabi, o Mari.

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La tarántula es el hirsuto pubis de una diosa menor de los bosques, dice la mitología.

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Al niño sin nombre le dio por investigar qué hacía, a esas horas de la noche, un cuerpo tibio, anónimo en la oscuridad y en el silencio, metido en la cama junto a él.

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