Estación de Letras

Partir es madurar un poco. No madura quien no viaja. Dentro o fuera de la alcoba, lo que importa es trasladarse, perderse, encontrarse: viajar. Xavier Villaurrutia *** Página de invenciones, improvisaciones, ficciones-bonsai, en fin, escritos que aspiran a ser literatura cuando alguien más los lea. Textos de Gilberto Marti.

Mini-datos sobre el autor

Nombre: Gilberto Marti, de preferencia Marti. País: México.

Ciudad: Tlaxcala, atrasito de los volcanes. Ver perfil completo


NOTA: Los comentarios a los textos, por favor escribirlos en el enlace que está sobre el título de cada uno.


AVISO: Ya está lista nuestra nueva bitácora. Serán bienvenidos sus comentarios en Estación Crítica.

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viernes, diciembre 09, 2005

Historia de una taza

Hubo una vez una taza para café y chocolate siempre bienvenida, bien vivida y bien bebida. En una ocasión terminó con un borde desportillado y temió por su destino: era una taza marcada. La pena por su condición fue aumentando hasta que llegó al café un lote de tazas nuevas made in China, tan baratas que podían sustituirlas cada dos o tres meses. Padecían de fragilidad y llevaban en la cerámica la monstruosa historia de su fabricación en serie. Extranjera en su propio país, nuestra taza lucía diferente en la vitrina, bella en su áspero cuerpo vidriado frente al brillo aparatoso de las chinas. Un día toda la vajilla fue empacada en cajas rellenas de aserrín. El local se cubrió de polvo, estridencias de taladros y martillos. Pasó varias semanas en la oscuridad sin saber si volvería la luz. Hizo el recuento de los días, de la mesa al fregadero, a la máquina del café, y otra vez a la mesa, las manos y los labios: la época feliz en que anduvo en boca de todos.
Cuando terminó la remodelación, la cafetería lucía paredes de azulejo. En el azul y blanco de la cerámica, en la vajilla nueva, la taza de Talavera pudo reconocerse. Ahora experimentaba un orgullo inexplicable y tranquilizador. Imaginó a sus colegas chinas, las veía rotas o en la oscuridad de una caja, asfixiadas por el aserrín.
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