Estación de Letras

Partir es madurar un poco. No madura quien no viaja. Dentro o fuera de la alcoba, lo que importa es trasladarse, perderse, encontrarse: viajar. Xavier Villaurrutia *** Página de invenciones, improvisaciones, ficciones-bonsai, en fin, escritos que aspiran a ser literatura cuando alguien más los lea. Textos de Gilberto Marti.

Mini-datos sobre el autor

Nombre: Gilberto Marti, de preferencia Marti. País: México.

Ciudad: Tlaxcala, atrasito de los volcanes. Ver perfil completo


NOTA: Los comentarios a los textos, por favor escribirlos en el enlace que está sobre el título de cada uno.


AVISO: Ya está lista nuestra nueva bitácora. Serán bienvenidos sus comentarios en Estación Crítica.

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lunes, junio 27, 2005

Magali Sombra

Ahora nos entra el fastidio y las tardes se nos van en mirarnos las caras. Desde que la sombra se fue hay exceso de luz en casa y una ausencia insoportable. Es que antes había que andar a las vivas para no pisarla. Le gustaba deslizarse por las paredes, y no había problema; le agradaba sentarse en el sofá o aplanarse contra la alfombra, de modo que a veces la pisábamos o nos sentábamos en ella. Nos gustaba estar juntos en las tardes de invierno. Los tres frente a la chimenea, con chocolate y donas y una cobija en la espalda. No necesitábamos palabras. Al apagar las luces sentíamos que nada nos separaría. Magali y yo nos abrazábamos, y ella se extendía sobre nosotros, oscura, tibia como frazada.
La desaparición coincidió con los mareos de Magali, vinieron los vómitos y los estoy embarazada. Fueron médicos, hospital y tejer chambras, comprar cuna y ropitas, pintar el cuarto para el bebé y ultrasonidos, más visitas, ocho meses —por la cesárea— y qué bonita la nena, ya nació Magali. Total que a la segunda semana de mal dormir en casa, con los cólicos y biberones, echamos de menos a la sombra. La esperamos un par de semanas, pero no regresó hasta después de aquello repentino con Magali chica. No tuvimos tiempo de llorarla. Estábamos conmocionados, el funeral y de nuevo las visitas, café en lugar de chocolates, ropa negra y blanca, cajita blanca de Magali chica, chiquita, no tuvimos tiempo, no tuvimos. La noche del día del sepelio, Magali quiso prender la chimenea, hacía frío, nos servimos coñac, apagamos la luz y, sentados en la alfombra, la frazada nos fue calentando. Pero ella no regresó; los arañazos en las ventanas, los ruidos en el ático o en el sótano, tenían su explicación natural, física y aburrida. En ese punto el desaliento nos invade y siempre nos quedamos dormidos. Aún así cada noche nos sentamos frente al fuego y esperamos verla aparecer de nuevo, cualquier día, como antes.

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lunes, junio 13, 2005

Cuervos

Los cuervos que llegaron al desván aún no me sacan los ojos; poco atractivos les parecerán a mis ocho años de edad si los comparamos con las alhajas y tapas de refrescos que recolectan diariamente. A papá le parecen un par de soberbias aves; le infunden temor y respeto. A mí me gusta el plumaje tornasol y sus graznidos; la manera graciosa de desplazarse por el suelo dando saltitos, hurgando en las hierbas. Cuando me miran, me miran de lado y hay en ese ojo que me muestran un trozo de otro mundo o de maldad. A veces pienso que sí, que algún día serán capaces de vaciarle el ojo a alguien, no porque sean malos sino porque son cuervos y las cosas brillantes les resultan irresistibles. Cuando papá se emborracha también me golpea, luego se arrepiente y suelta unos tremendos lagrimones; los ojos, entonces, se le ponen brillantes, exageradamente brillantes y jamás piensa en que los cuervos siguen allí arriba, haciendo su nido quizás.
Leí en el Tesoro del Saber que los cuervos aprenden trucos si se los enseña con paciencia.

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martes, junio 07, 2005

El discípulo

Nací en la Grecia de Esquilo y fui actor modesto mas no por ello de los peores. Para mejor alabar a Dionisio, tuve cinco máscaras y cuatro pares de coturnos. Imbuido tempranamente en las artes, transité por la representación certera de las más famosas trilogías de Esquilo. Sus obras me llevaron al colmo del entusiasmo y de la envidia. Esquilo en persona me llamó en una ocasión a interpretar al experimental segundo actor en una de sus obras donde él era el centro de la escena. Al acercarnos a las cien representaciones tenía tan bien grabados en la memoria los parlamentos del personaje que no me costó trabajo sustituir a Esquilo en una ocasión que él se encontraba hinchado del vientre y con la voz apagada por exceso de libaciones. Cuando terminó la tragedia el público me ovacionó. Al tercer día regresó Esquilo por lo suyo; primero lo abuchearon, y luego comenzaron a corear mi nombre; pedían que yo interpretara el papel principal. Por supuesto él tomó represalias: fui despedido sin miramientos. Desde aquel día, invocando a Lampros, mi maestro, e inspirado por la conmemoración de la victoria de Salamina, donde fui encargado de los coros, comencé a escribir mis propias obras, pero agregué un actor más para darle oportunidad a los jóvenes que iniciaban su carrera en la actuación.Han pasado más de setenta años y, mientras escribo sobre la llegada de un anciano a Colono, recuerdo el grito unánime del auditorio en aquella tarde nublada que marcó el ocaso de las trilogías: ¡Sófocles! ¡Sófocles! ¡Sófocles!

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jueves, junio 02, 2005

El gran escape

El piloto miró por la ventana, la luz roja seguía parpadeando y el copiloto sugirió abandonar la misión, regresar a la parte trasera. Con horror vieron a través del parabrisas al enemigo: papá y mamá con el carrito del mandado a reventar, se acercaban amenazantes. El piloto soltó el cinturón de seguridad y se ocultó tras el asiento. El copiloto, más joven, esperó la llegada de los intrusos, de la otra nave, bamboleante y ruidosa.
—¿No podían haber tardado un poco más? Mi piloto ha saltado —dijo y tiró de la palanca de expulsión. Por la noche, recluidos en el calabozo, habrían de recordar lo cerca que estuvieron de lograrlo; planearían la fuga y rapto del avión al día siguiente, cuando la nave pasara por ellos para evacuarlos del campo de concentración y los liberara de la "miss". Algún día el escape sería completo, las llaves olvidadas por el enemigo, girarlas.

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miércoles, junio 01, 2005

Un blog sobre Romanticismo Alemán

Es invitación a reflexionar sobre los Románticos Alemanes del XIX.
http://www.romantische.blogspot.com
El movimiento me llamó la atención porque principalmente escribieron fragmentos, además de novela, cuento, poemas, ensayo.
¿Precursores de la minificción? Tal vez.