Estación de Letras

Partir es madurar un poco. No madura quien no viaja. Dentro o fuera de la alcoba, lo que importa es trasladarse, perderse, encontrarse: viajar. Xavier Villaurrutia *** Página de invenciones, improvisaciones, ficciones-bonsai, en fin, escritos que aspiran a ser literatura cuando alguien más los lea. Textos de Gilberto Marti.

Mini-datos sobre el autor

Nombre: Gilberto Marti, de preferencia Marti. País: México.

Ciudad: Tlaxcala, atrasito de los volcanes. Ver perfil completo


NOTA: Los comentarios a los textos, por favor escribirlos en el enlace que está sobre el título de cada uno.


AVISO: Ya está lista nuestra nueva bitácora. Serán bienvenidos sus comentarios en Estación Crítica.

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jueves, febrero 24, 2005

El poeta enfermo IV

IV.Visita a la biblioteca

“La puerta cobra un fácil animismo, organiza su lenguaje durante el día y la noche y hace que los espectadores o visitadores acaten sus designios, interpretando en forma correcta sus señales, o declarándose en rebeldía con un toque insensato, semejante al alazán con el jinete muerto entre la hierba, golpeando con la herrada la cabeza de la encrucijada. En aquella casa había que vigilar el lenguaje de la puerta”. Ajá, pero poco antes, había llamado, tan tan, a la puerta:
—¿Qué se le ofrece?, estamos fumigando. La biblioteca abre en media hora —la bibliotecaria, canas y lentes, suéter de punto rosa y felpudo, vestido de flores.
—Leer libros; prosa y, sobre todo, poesía.
—Vuelva en media hora, con dos fotografías, credencial de elector, dos copias por ambos lados, acá paga su cuota.
—¿Cuánto?
—Cincuenta.
—Ya vuelvo.
Cómo no: país de lectores, país de electores. ¿Tendrán algo de José Luis Borgues?.
—¿Infantiles?
—Sí, dos.
—¿De frente o tres cuartos?
—No me dijeron. Usted decida. No, no. Espere, de tres cuartos que sea.
—¿Quiere peinarse? Ahí está el espejo y el peine.Caramba, ¿estoy despeinado? [¡Silencio! Estamos rodando].

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El poeta enfermo III

III. Entrevista con el dotor en clerecía

—¿Usted escribió esto? —el dotor que pregunta es premio nacional, conferencia de poesía, auditorio de la Muy Noble Casa de las Letras.
Respondo que “sí”. Uyy, ha mentido el poeta, “experimentos machinizados”, ‘biese dicho; y para qué, mejor la blanca mentira.
—Pero, ¿dónde dejó usted a Joyce, jovencito?
—No, si llegué solo; nadie me ayuda, nadie me manda. “¡Caramba!, que las cejas se le ayuntan, a saber por quién pregunta”. Digo:
—¿Usted me puede enseñar a escribir buena prosa y mejores poemas, maestro?
—No instruyo, ni soy maestro, jovencito. Inscríbase en la licenciatura.
—No tengo trabajo seguro, son caros tantos libros, demanda mucho tiempo.
—Entonces, lea.
—¿No tiene taller, maestro?
—Que no. Ya le dije: lea.
Dicho lo cual ha partido el doctor, bastón en mano y paso seguro. ¡Caramba!. Cosa difícil y plena de misterio es la literatura de la prosa y de los versos. ¿A quién recurrir entonces?. [¡Silencio!. Estamos grabando].
Despeinado, el poeta bien metido en sus zapatos, gabardina al viento, mandíbula apretada, enfila hacia la casa de los libros. Pardo pasa el perro; a la luna —es de noche—, aúlla. "Alguien me dijo que eso, eso no es poesía".

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El poeta enfermo II

II. La machina qui malconpone

Estaba gastado lo de comprar palabras: las de los niños, violentas; los jovencitos, de moda; de contemporáneos y viejos, sólo rencores. ¿Y una invocación? ¿Qué tal funcionaría? Probó mentando a Zeus y a Hera, a Minerva y Afrodita, a cada una de las nueve musas, a la Virgen María y a la Santísima terna, a Buda y Alá. Nada germinaba en tan poco seso, ni una palabra quiso bajar al papel. Meter las palabras en un sombrero, o escribir un cadáver, ya lo habían hecho. Recordó entonces a su amigo, el de los múltiples lenguajes. “Un programa que me devuelva palabras”, le fue a pedir.
>>Canta doña glosa y replica doña lalia, golosa repica la cuerda cuenta de fin amores sinsabores revienta pulsa la tecla y calla las flores liquida la dama negra nubes como tumores edificios esdrújulos y palabras cigarro martillos y clavos contra Estigia viajan trovadores San Isidoro, San Isidoro oscura sombra mudéjar bárbaros bereberes visiten mozárabes al visigodo Santiago rema el verbo la rea que mal de amor y loco, loco libro instrumento escribe pariente, cruz, cruzada panadera, Joan Ruiz, enter, enter, afuera, stop, inicio, fin, arroba, loop y rizo y vuelta que canta de nuevo la glosa, no sirve, Juan Manuel, el algoritmo falla, la sintaxis y tanto parámetro, estúpida máquina, sólo hace lo que le pides, ¿no le metiste la gramática y el diccionario de retórica?, ¿qué con los tropos y la cuaderna vía?, demonios, ¿y el humor, Manuel, dónde se queda?. ¿Es que ya no se puede escribir un buen poema?. La puntuación es buena, concedo. “Cóntrol-pé”, me lo llevo.
“Palabras, quién me regala buenas palabras”. [¡Silencio!, estamos rodando].
Despeinado, en gabardina, de la su barba mesando, en el parabús aguarda el poeta, cuaderno y disco compacto en mano; junto a él, la viejita con bolsa de mandado. “Mis dedos son las flores, su cilantro sean los prados, jitomates frutas, sonrisas los elotes, autobús, ¿le ayudo con su bolsa?, sí joven, dios se lo pague”.

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El poeta enfermo I

I. Prolegómenos de juglaría.

Lleno de asonancias y consonancias, de vivencias, hiatos y sinalefas, el poeta enfermó de gravedad cuando decidió que sus poemas tendrían hemistiquios. Comenzamos a verlo arrastrar ritmos de milpiés aterido, a tropezones fluyeron sus versos a partir de aquel día. Lánguido, visionario descalzo, trovador globalizado, el poeta dejó que las noches fuesen sus días y las ojeras fueran con sigilo adueñándose de su rostro. Poeta oscuro que, sin embargo, estaba decidido a batallar con la sombra bien medida, con escritos muy soneto, con los versos bélicos alejandrinos. Largas noches de profunda Estigia y de amores y de muertes, de alegrías, desfilaron ante los manuscritos ajados de juglaría y de clerecía. Y después: nada, sino el callado canto del solitario acompañado de sus letras, ritmos, troqueos. Enfebrecido de hemistiquios, abastecido de papel y pluma, escribió sin prisa los prolegómenos a sus poemas. Enfermo, el poeta, su mal romance contó.

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lunes, febrero 07, 2005

DIVAGACIONES SOBRE LAS SOMBRAS

La clave para entender la sombra es abstraerla del objeto que la proyecta, observarla a diferentes horas del día, ver cómo se estira, se alarga, adelgaza y engorda. Las sombras, aunque cambian, permanecen fieles a sí, al objeto o individuo que las genera.
Hay sombras, sin embargo, que parecen salir de la nada, que son fantasmas (ya lo dijeron por ahí: el fantasma es una sombra sin objeto que la provoque). Éstas sombras viven de milagro, amenazadas diariamente por la iluminación múltiple y multidireccional. Resulta paradójico que siendo ausencia de luz, dependan de la luz y el objeto que se interpone.
Habría que intentar una taxonomía de las sombras, las de objetos animados e inanimados, por ejemplo. Una de objeto inanimado y de dimensiones planetarias, la encontramos en los eclipses. Resulta asombroso, cuando se medita bien en el asunto, que en un eclipse lunar es la sombra de nuestro planeta la que vemos creciendo en la superficie del satélite. El eclipse solar, aunque resulta majestuoso, siempre infunde un temor que va más allá de nuestro raciocinio. Quizás nos hace recordar que algún día, esa estrella también se apagará. Las manchas solares son las sombras que van creciendo, como un anticipo, en la candente superficie del sol, una especie de nostalgia estelar por la infinita oscuridad que la rodea, una probada de muerte.

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*DESILUSIÓN DE LOS ASTERISCOS*

Por mucha etimología que esgriman en su favor, no son la sombra —sería absurdo, por imposible, siquiera pensarlo— de una estrella; en cambio, resultan ser la grácil sombra de una arañita recién salida del huevo que se fuera descolgando, descolgando desde el techo al papel en que estamos escribiendo.*

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*CODA A LA DESILUSIÓN DE LOS ASTERISCOS*

Claro que al resultar ser la sombra de arañitas, uno se pregunta en qué batalla cruenta, perdieron dos, tres patas, bélicos, pleiteros asteriscos como los que ponemos con la computadora. ¿Y qué con las patitas perdidas...? ¡Momento...! ¡¿No se ven sospechosas las tildes y las comillas...?!